Texto de Memoria: “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores”.
Lucas 7:13
Lectura Bíblica: Lucas 7:11-17, Salmo 22:23-24.
Propósito: Demostrar bíblicamente que Jesús es nuestro consuelo, porque el siendo hombre, conoce nuestras necesidades, nuestros dolores y sufrimientos. Ya que el tambien paso lo mismo que nosotras.
Desarrollo de la Lección: La lectura bíblica nos dice que: Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naím, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: este era el hijo único de su madre, quien era viuda, y mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Se incorporó el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Un santo temor se apoderó de todos y alababan a Dios, diciendo: “Es un gran profeta el que nos ha llegado. Dios ha visitado a su pueblo”. Lo mismo se rumoreaba de él en todo Judea y en sus alrededores.
En esta historia podemos ver como Jesús se compadece de la pobre viuda de Naím. Muchos la acompañan hacia el cementerio, más nadie puede aliviar su pena y su pérdida irremediable. A esta mujer le espera un futuro muy triste y de soledad sin la única esperanza que le quedaba: su hijo. Pero…Jesús se le acerca y le pide lo imposible: “No llores”, luego toca el féretro y, como si el joven estuviera vivo, le ordena: “Yo te lo mando: levántate”. La viuda cambia el llanto de tristeza por sollozos de alegría, y abraza a su hijo vivo mirando a Jesús con inmensa gratitud. Entonces comprende y acepta la invitación de Jesús: “Mujer, no llores”. ¡Qué gran bendición fue Jesús para esta mujer!
Ahora vemos como todo cambia en fiesta de júbilo y alabanza, y con la resurrección física del este joven. En nuestra actualidad los velorios o velatorios y las procesiones hacia el cementerio, se aprovechan en buena parte para parloteos ajenos al dolor de los familiares del difunto, con lo cual, en lugar de acompañarlos, más bien los hieren, aumentando su dolor, con sus comentarios. En todos los velorios que me ha tocado asistir me he dado cuenta de que; son pocas las personas, si las hay, que sepan decir una palabra de esperanza, hacer un gesto de cercanía y consuelo en la perspectiva de la resurrección, mediante la cual Jesús mismo nos devolverá vivos a nuestros difuntos, como devolvió vivo al hijo a la viuda de Naím, si en verdad le obedecemos.
He comprobado cómo se serenan los verdaderos cristianos, cuando se les dice que; “la muerte no es el final de la vida, sino el principio de la vida eterna. Promesa que Dios nos ha hecho, por haber aceptado a su hijo como nuestro único Salvador, por habernos bautizados en el nombre de su Hijo Jesucristo, sobre todo por obedecer sus mandatos.
Es tan grande el amor de Jesús por la humanidad, que cuando iba camino a su muerte, vio a las mujeres llorar por él. Vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos”. Según Lucas 23:28. Aun estando en su dolor, y angustia, tuvo el coraje de consolar a estas mujeres. Pablo en 2 Corintios 1:3-7 nos habla que Dios el Padre, es un Dios de misericordia y de toda consolación. Ėl cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos tambien nosotras consolar a los que estan en cualquier tribulación, por medio de consolación con que nosotras somos consoladas por Dios. Esto nos explica que tambien nosotras debemos de consolar a las demás, de la misma forma en que Dios nos consoló en nuestros momentos de dolor y tribulación. Un dia pueda que vengan a nuestras vidas las tribulaciones que Cristo padeció, pero tambien; asi mismo vendrá a nosotras su consolación. Entendamos hermanas que si somos atribuladas, es para nuestra consolación y salvación. Jesús el Hijo de Dios, estará allí para consolarnos, no temamos, sigamos hacia adelante confiando en Dios y su Hijo Amado.
Nota: favor de agregar una cita bíblica a su respuesta.
Preguntas para estudio y enseñanza:
1. ¿Qué movió a Jesús para resucitar el hijo de la mujer viuda?
2. ¿Pueden notar el poder de Jesús aún sobre la muerte?
3. Estamos de acuerdo en el comentario, ¿Que son pocas las personas que asisten a los velorios; que llevan palabras de consolación a los familiares?
4. ¿Que nos enseña Jesús en Lucas 23:28?
5. ¿Cómo entendemos lo dicho por Pablo en 2 Corintios 1:3-7?
Conclusión: Jesús comprenden nuestro dolor y sufrimiento, porque se hizo humano, y estando en la condición de hombre enfrento la muerte, una muerte atroz. Ėl se compadece de nosotras, porque sintió en carne propia lo que es el dolor y el sufrimiento. Por eso; el escritor de Hebreos 4:15-16 Nos insta a que nos acerquemos a él confiadamente, ante el trono de su gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Paz a vosotras.
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