“Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis.” Mateo 24:44
Lectura Bíblica: Mateo 24:42-51
Propósito
Animar a los creyentes a ser fieles a Dios en todo tiempo, sin importar las circunstancias, ya que su Hijo vendrá en el día que menos lo esperemos.
Introducción
Al reflexionar sobre nuestra vida a la luz de la palabra de Dios, nos damos cuenta de que, en algún momento, todos fuimos siervos del pecado, esclavos del reino de las tinieblas. Muchos vivíamos entregados a una vida de pecado, sin tomar en cuenta la sentencia que Dios ha determinado para aquellos que permanecen en el pecado. Aún hoy, hay personas que asisten a la iglesia o a una casa de oración, pero su comportamiento sigue siendo contrario a la voluntad de Dios. A estas personas les exhortamos: Pongan fin a ese estilo de vida y sométanse en obediencia a Dios, siguiendo las normas de conducta y moralidad que Él ha establecido en su palabra.
Debemos procurar ser siervos fieles a Dios en todo tiempo. Para lograr esto, es necesario ser revestidos del nuevo hombre, llenos del Espíritu Santo. Ninguno puede alcanzar este nivel de fidelidad por su propia cuenta; por eso, el sometimiento voluntario a Dios es esencial. Debemos morir al viejo hombre, humillarnos ante Dios y anhelar ser cada día más como Jesús, el Hijo de Dios.
En Romanos 6:22, leemos: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra necesidad de dar frutos de santificación y arrepentimiento, teniendo como meta final la vida eterna.
Examina tu vida espiritual
Como seguidores de Cristo, es esencial que examinemos nuestra vida espiritual diariamente: nuestra fe, nuestra entrega y nuestra obediencia a Él. Pablo nos exhorta en 1 Tesalonicenses 5:4-6: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. No durmamos, pues, como los demás, sino velemos y seamos sobrios.”
La advertencia es clara: no debemos dormir espiritualmente. Es necesario estar vigilantes, sobrios y fieles a Dios en todo momento. Recordemos a los siervos fieles del ayer, como Noé, Abraham, Moisés, Josué y Caleb, quienes se mantuvieron firmes en su fe. Hebreos 3:1-2 nos exhorta: “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual fue fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.”
Este pasaje nos invita a mirar a Jesús como nuestro modelo de fidelidad. No debemos poner nuestra confianza en las estructuras humanas, en pastores o ministros, sino en Cristo, quien es nuestro apóstol fiel y verdadero, el sumo sacerdote que pagó el precio por nuestros pecados con su propia sangre. Él es quien nos ofrece perdón, salvación y la promesa de vida eterna.
El ejemplo de los siervos fieles
Jesús, quien se hizo hombre por amor a toda la humanidad, entregó su vida en sacrificio por nuestros pecados y ahora está sentado a la diestra de Dios. Seamos siervos fieles en todo tiempo, porque Él nos dio el ejemplo al no escatimar su vida por nosotros. Su amor es mayor que el nuestro hacia Él.
En Apocalipsis 2:10, leemos: “No temas en nada lo que has de padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” Los siervos del ayer enfrentaron grandes tribulaciones, pero prefirieron morir antes que someterse a los imperios opresores o a los deseos de la carne. Debemos seguir su ejemplo, ser valientes y no temer lo que ha de venir. Las señales se están cumpliendo, pero el castigo de Dios está reservado para los hijos de desobediencia, no para nosotros. Levantemos nuestra cabeza y esperemos la venida de nuestro Redentor, Cristo Jesús.
Preguntas para estudio y enseñanza
1. ¿Qué tan cercana puede estar la venida de Cristo? (Romanos 13:11)
2. ¿Qué evento especial ocurrirá cuando Cristo venga en gloria? (Colosenses 3:4)
3. ¿Pueden estos versículos ser la base principal de un siervo fiel y prudente? (1 Pedro 1:13-17)
4. ¿Nos consideramos creyentes fieles y pacientes, esperando al Señor Jesús?
5. Según Mateo 24:51, ¿qué consecuencias enfrentaremos si somos siervos malos e imprudentes?
Conclusión
Dios nos ha dado su Espíritu Santo para que seamos capaces de obedecerle en todo momento. Depende de nosotros si decidimos serle fieles. Nada debe apartarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, nuestro Salvador.
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