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¡Tuyo Es El Poder, El Reino Y La Gloria¡

Lección 03 | Abril 22 2023

Verso de memoria: “Tuya es, oh, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh, Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.” 1ra. Crónicas 29: 11


Lectura bíblica: 1ra. Crónicas 29:1-17.


Propósito: Comprender que la gloria, la honra y el poder pertenecen a Dios, debemos reconocer que no existe un ser fuera de Dios digno de recibir el poder el reino y la gloria.

Introducción: Se entiende por soberanía a la autoridad suprema e independiente que ejerce el que la posee. Se dice suprema; porque no hay superior sobre Él, y se vuelve absoluta porque se ejerce el poder sin ninguna limitación. Dios es la Suprema deidad del universo. Él es: Espíritu infinito y perfecto, en quien toda la creación tiene su origen. Siendo un solo ser (según Deuteronomio 6:4) y dado que existe por sí mismo en la eternidad (Génesis 21:33, Job 36:26), de tal manera que su sabiduría y su esencia misma exceden la capacidad del entendimiento de la humanidad. (1a Corintios 1:25) Podemos decir con toda seguridad que: nuestro Dios es Soberano (Hechos 4:24). Existen 3 razones que confirman esta aseveración: Suyo es el reino, el Poder y también la gloria por los siglos de los siglos.

Hablemos primeramente de su reino, ¿Hasta dónde llega la extensión del reino de Dios? ¿Cuál es su alcance? ¿Dónde están sus límites? ¿Cuál es su duración? ¿Dónde no tiene jurisdicción Él?. Dios es el creador del universo (Hechos 17:24) y todas las cosas que hay en este Reconocer que la soberanía de nuestro Dios es absoluta, razón por la cual podemos acercarnos en oración con confianza. El firmamento y toda la creación fueron hechas por Dios, en Él y para Él (Romanos 11:36), esto nos incluye a nosotros como humanos (Malaquías 2:10), es por ello que entendemos que su reino no tiene límite ni tampoco fin (Salmos 45:6), y que todos los reinos que en esta tierra gobiernan, están por debajo de su soberanía, ya que es Él quien pone reyes y quita reyes, y provee a los gobernantes de poder, fuerza y majestad (Daniel 2:37). Aún en los cielos se reconoce la soberanía del Padre Celestial. Juan en visión pudo contemplar cómo los 4 seres celestiales rendían alabanza y honra al que estaba sentado en el trono y los 24 ancianos se postraban delante de Él y decían “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11). El gobierna sobre todo, no hay lugar donde podamos aislarnos o escondernos, porque hasta allí llega la jurisdicción de Dios (Salmos 139:7-9).

Meditemos ahora, en el poder de Dios. ¿Tendrá un límite? ¿Hasta dónde llegará?. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que el Señor tiene potestad tanto en los cielos, en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Sabemos que El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra, hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos, riega los montes desde sus aposentos y del fruto de sus obras se sacia la tierra. El hace brotar la hierba para el ganado, y las plantas para el servicio del hombre (Salmos 135:6-7, Salmos 104:13-14). Todo lo que en el Cielo y en esta tierra opera, está ordenado y dirigido por la poderosa mano de nuestro Dios. Considerando la lectura bíblica y lo que describen los salmistas ¿Habrá algo difícil para Él? No. (Jeremías 32:27)


Finalmente, reconocemos que la soberanía de nuestro Dios es absoluta, porque suya es la Gloria (Majestad, esplendor, magnificencia), tan grandiosa, que es inalcanzable al ojo humano (Éxodo 33:18-20), pero también tan sublime, que su manifestación es palpable y evidente a sus hijos. (Juan 11:40-44) Creando en nosotros un temor reverente, cuando la sentimos (la gloria) (Éxodo 20:18-19, Lucas 2:9). Es tal, la grandeza y divinidad de nuestro Padre, que no puede ser comparada con nada (Isaías 40:18, Hechos 17:24-29), es única y extraordinaria que merece nuestra adoración (Apocalipsis 22:8).


Estas palabras registradas como el cierre de la oración modelo, nos determinan de que el poder, la honra, y la gloria son pertenecientes únicamente a Dios, son atribuciones muy personales que nadie puede tener, pues son de Él. Cualquier otro que tenga estos atributos será; porque Dios el Padre se los ha concedido, y esto solamente en cuanto a acontecimientos poco importantes. Por ejemplo, cuando el Señor Jesucristo estaba delante de Pilato. Pilato dijo: que tenía poder para soltarlo. A lo que Jesús en Juan 19:11, Respondió Jesús: “Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba.” En este verso nos basamos para decir: que los que ostentan una autoridad o poder, lo tienen porque se les ha concedido (por Dios) sin embargo, para el Señor Jesucristo son suyos propiamente.


Preguntas para estudio y enseñanza.

Nota: Favor de añadir a tu respuesta, versos bíblicos.

1.¿De quién es el poder la honra y la gloria?


2.¿De acuerdo con el comentario, quien es el que da poder a los que lo ejercen?


3.¿Como ha manifestado el Señor su poder a la humanidad?


4.¿Reconocemos la soberanía y la autoridad suprema de Dios en nuestras vidas?


5.¿Cómo reconoció Jesús cuando estuvo en la tierra, que Dios su Padre es digno del Poder, la Honra y la Gloria?


Conclusión: El Padre nuestro nos muestra cómo debemos dirigirnos a Dios el Padre cada vez que oramos. Será dificil que nuestra oración sea contestada, sino nosotros no reconocemos que el Poder le pertenece a Dios el Padre, como tambien el reino y la gloria. El mismo Jesús, cuando estuvo en la tierra se sometió a Dios su Padre en todo, le fue obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. Jesús reconoció la autoridad de Dios sobre de él. Asi tambien nosotros debemos seguir su ejemplo. Paz a vosotros.

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